lunes, 2 de enero de 2012

A LA MUERTE DE MI ABUELA, SOLEDAD LLATA



Sabes Solina ....
verte morir fue la experiencia,
más ingrata de mi vida.
Aquella madrugada de verano
en la que la lluvia densa caía
silbando el viento, insistente en tu ventana,
llamando a tu alma dormida.
Sentir en interminables minutos
que trenzaron infinitas horas
como se escapaba el último aliento
de tu cuerpo de niña,
de tu mente…….
que ha intervalos intensos
desde hacía ya algún tiempo
soñaba perdida.
Quizás fue egoísmo
rogarle a un Dios del que dudo
que cesara tu agonía
sabía que con ello,
cesaría la mía.
Al exhalar tu último aliento
te di un último beso, abuela querida.
Más no deseaba recordar
tu cuerpo inerte
pues para mi Soledad….. sigues viva.
Continuas en las madrugadas de mi infancia
cuando al marchar a tu trabajo
¡ regresa pronto ¡ yo te pedía.
Sigues trasteando en tus labores
joven, vital
en aquella casa que fue
tan tuya como mía.
Aún recuerdo tus historias
un pasado de principios de siglo,
la crueldad de una guerra entre hermanos
y gracias a ellas … mi propia historia
comenzó a cobrar vida.
Todavía abuela te recuerdo
sentada en tu sillón de mimbre,
fiel compañero de tus días
cantándole a mi bebé
que gozoso se reía.
Y te veo pequeña y frágil
regresando de nuevo,
a tu infancia perdida.
Hoy bajo una lápida  de granito
descansa toda tu vida,
más al mirar dentro de mi alma
siento que aún estas viva.
Cuando mi camino cese,
espero encontrarte un día
poder besarte las manos
sentarme a tus pies
como cuando era una niña.
Te quise y te quiero
y siempre que te busque .... solina
dentro de mi corazón,
sentiré que aún estás viva.            Carmen Duarte, Año 1997




No hay comentarios: